Nunca olvides de donde vienes

 

Singulárea es, en realidad, un intraemprendimiento. Una  especie de reinvención desde dentro.Un proyecto en paralelo al que entonces era mi trabajo y mi sustento. 

De modo que este camino comenzó disponiendo de algunos recursos, ninguno de ellos económico. 

Tenía proveedores de mi producto, vehículo adecuado para entregarlo y un compañero de trabajo dispuesto a coger carretera y manta conmigo.

También contaba con el apoyo de mis familiares, hermanos y cuñada, con los que entonces compartía aquel trabajo.

Así que los recursos materiales me los proporcionaron ellos. Mientras que los humanos teníamos que ponerlos Jesús, mi compañero de trayectos, y yo.

También los beneficios debían ser compartidos, claro. Es lo justo.

Lo que ocurre es que hablar de beneficios en aquella época de crisis y en un negocio que acababa de nacer, no tenía ningún sentido.

Era más una cuestión de fe y, por tanto, un proyecto a largo plazo. Se necesita mucho recorrido antes de llegar a cualquier meta.

Así que has de meterle horas y horas, quizás kilómetros, como en mi caso, y creer firmemente en lo que haces (siempre y cuando sepas lo que estás haciendo).

Porque para empezar tienes que tener un objetivo. Para marcarte ese objetivo tendrás que estudiar primero el camino, ver si es viable o si es algo que no te va a llevar a ninguna parte.

Esta semana, concretamente el 11 de febrero, ha cumplido 5 añitos nuestro showroom. 

Para mí, la verdadera historia de Singulárea comenzó ese día. Y todo lo anterior fue sólo una etapa de ensamblaje.

A mi familia y compañeros les debo mucho. Por eso también ellos tienen que tener su parte de protagonismo.

No debes olvidarte de quienes te ayudaron al principio. Porque ellos serán ya un recurso con el que poder comenzar.

Si tienes que emprender que no sea desde cero. A menos que tengas dinero, claro.